viernes, 10 de agosto de 2018

El nacido del agua

Un nombre muy acertado, sus vastos conocimientos eran un océano profundo en donde cualquiera se podía ahogar si no sabía flotar, su cultura era un río que recorría los más escondidos y maravillosos paisajes, su voz cual rugido imponente de las olas del mar retumbaba en las aulas, en las mentes y en los corazones de sus estudiantes. Preciso y veloz cual estruendosas cascadas, furioso como tormenta en altamar, pero apacible como manantial. A pesar de todo lo que representaba se comportaba como el más humilde de los charcos, se presentaba sin títulos y sin fanfarrias te pedía que lo tutearas.

Una mirada suya de aprobación te daba fuerzas para luchar contra el más feroz dragón, sus consejos te daban paz y motivación. A pesar de ser una eminencia en su área, inspiraba confianza hablar con él, era compartido con su sabiduría y enriquecía tu curiosidad.

Me permitiste aprender muchas cosas, me cobijaste en el abrazo de tu guía y me dejaste trabajar a lado tuyo; pero, sobre todo, me enseñaste a creer en mí y en lo que puedo lograr. Gracias, nacido del agua. Gracias Moisés.


Anj djed imahu Meses-Usir maaherú di anj.
Anj uda seneb.
¡Qué viva eternamente!, venerable Moisés, justificado de voz, dotado de vida
¡Vida, prosperidad y salud!


Diana Zúñiga.
Viernes. 10 de agosto 2018.

martes, 4 de octubre de 2016

Pompas de jabón

Ellos sólo vienen al mundo a una sola cosa; quizá a hacernos felices, a hacernos compañía, o quizá nos llegan porque necesitan exclusivamente de nosotros. Como si los hicieran o escogieran para que embonen con nuestra personalidad. 

Hace poco vi un tráiler de una nueva película sobre un perro que regresó a la vida de mil y un razas distintas con dueños diferentes; hasta que se encontró de nuevo con su "primer niño" lo que me hizo recordar fuertemente a mi pequeña Burbuja; recién falleció en abril y no olvido las veces que mamá le cambió el nombre porque decía que le recordaba a una perrita que habían tenido hace casi ya 20 años. Puede que sea verdad, que de alguna u otra forma su alma regrese a nuestro lado, justo cuando más lo necesitamos; de lo contrario, estamos destinados a esperar que del otro lado del arcoiris nos encontremos de nuevo con ellos.

¿Por qué hablar de la muerte? Es un tema recurrente en mis escritos, y tristemente es el segundo que habla de la muerte de un animal (desgraciadamente no creo que sea el último); este año perdí a mi Burbuja, mi compañera desde hace 10 años, le encantaba escuchar mi voz antes de dormir, la que llevaban cuando me recogían de la primaria, la que subía a despertarme en las mañanas. 
Aquella que aguantó un parto de siete horas para tres cachorritos sin mostrar sobreprotección o agresión, aquella que llevé tantas veces a la facultad y que todos se maravillaban de lo tranquila y sociable que era, aquella que me despertaba con sus ronquidos que se escuchaban hasta mi recámara. 
Aquella que me llenó de felicidad cuando se convirtió en madre; la que me regaló a Mariano...

Sabía que llegaría el día en que no estuvieras conmigo, pero no creí que el vacío se hiciera más grande a diario, sin embargo, también creí que me iría justo detrás de ti, que no lo soportaría, que me volvería completamente loca. Pero sucedió, te fuiste de mi lado, te arrebataron de mis brazos de la forma más fría que nunca vi o sentí, te desvaneciste de un momento a otro, que injusto para mí ¿no? Sé que suena egoísta, pero hubiera querido estar contigo más tiempo, o por lo menos estar preparada. Pero no fue así. Logré salir adelante gracias a ese pequeño pedacito de ti que dejaste conmigo, ha adoptado conductas tuyas; le comienza a gustar el baño, le gusta que le rasquen la barriga con el pie y está aprendiendo a dar besos, él también te extraña.

No me arrepiento de nada, te amé y te lo demostré como nunca lo he hecho con nadie, y lo mejor de todo es que tú lo sabías y jamás te aprovechaste de eso. Sabías que te defendería de quien y de lo que fuera. Transmitías tus emociones mejor que los de mi especie, eras tan capaz de dar y recibir amor que no era posible entender cómo algo tan pequeñito tuviera la habilidad de cambiarle el ánimo a las personas en un segundo. Algún día espero llegar a ser aunque sea un pequeño porcentaje de la excelente madre que fuiste. 

De alguna manera sé que ahora estás bien, corriendo, saltando, junto a tu pequeñita que también perdiste, sé que ahora estás sana, que tu corazón late más sano y más fuerte que nunca, sé que estás bien, con tus patitas rozando el cielo y acariciando las nubes.

Burbuja; la Chihuahueña más tranquila que conocieron los que me rodean, o por lo menos, así la describían. Te extraño y te amo enormemente. 

Te veré del otro lado del arcoiris. 

En memoria de Burbuja (agosto 2005 - abril 2016), Rubí, Nala, Punky y sus nuevos compañeros; Salem, Bageera, Duque, Pochi y Lobito (Agrega el nombre de tu angelito)

Gracias a todos ustedes por venir a rescatarnos de alguna u otra forma. 

"Un niño sin padre o madre se llama 'huérfano', una madre sin hijo no tiene nombre porque no hay manera de describir ese sufrimiento"

Charlie.

jueves, 7 de abril de 2016

Dormir con gatos

La primera vez que dormí con un gato no sabía que esperar, en mi cabeza habían mordiscos, rasguños, ronroneos y tal vez amasamientos...
Pues fue todo eso y mucho más; la paz que transmite el saber que un animal se siente seguro a tu lado, que confía ciegamente en ti, sentir que sincroniza sus sueños con los tuyos y que busque tu calor corporal.
El suave arrullo de un ronroneo que es capaz de absorber las peores pesadillas, sentir el alcolchonado pelaje recargado en tus brazos o muslos; unos pequeños espasmos y de vez en cuando una buena estirada de garritas antes de volver a acurrucarse en su lugar original.
Dóciles ante un abrazo, observas muecas y posiciones graciosas ante un sueño extremadamente profundo, únicamente del adormilado felino, porque me llena de insomio la curiosidad de ver dormir a un gato. 
Sonreír al sentir su pelaje resbalándose entre tus dedos y que no se despierte si acaricias sus suaves patitas; porque sabe qué eres tú.
Para; Anakin, mi Europeo Doméstico Tabby Rayado Crema. 
Te amo, miau;
Charlie

martes, 29 de marzo de 2016

Hoy vi llorar a un niño.

Hoy vi llorar a un niño, vi como la tristeza llenaba su alma y brotaba por sus ojos, la angustia deformaba su sonrisa y la incertidumbre emanaba de su pecho en forma de alaridos. No encontraba a su padre y su abuelo se estaba perdiendo. Los adultos no querían contarle sus secretos; el desesperante "tema de adultos" le estrujaba la garganta. La compasión de la gente le devolvía la mirada llena de curiosidad por cada lágrima que acariciaba sus mejillas.

Hoy vi llorar a un niño y no supe qué decir, quería abrazarlo; decirle que todo estaba bien aunque eso le correspondiera a su madre, quien no dejaba respirar a su corazón por el llanto de su hijo. La humanidad en el alma de los médicos le devolvió una pequeña parte de su felicidad infantil al decirle que podía estar a lado del abuelo. Al salir, los adultos a su alrededor intentaban devolverle el ánimo, que regresaba poco a poco a su rostro.

El pequeñito comenzaba a tranquilizarse, pero seguía alerta a los voceadores del área de urgencias cual conejo pendiente del cazador.

La impaciente sombra se hizo presente ante las llamadas confusas de su madre al teléfono, de nuevo el llanto se apoderó de él. Lo único que le quedaba era esperar lo mejor aún con el miedo de las más terrible de las tragedias imaginadas para un niño de su edad.

Hoy vi a un niño llorar y me quebró el alma.

Charlie 

miércoles, 14 de enero de 2015

Charlie Coaster

No recuerdo qué edad tenía la primera vez que me llevaron a Six Flags, (los días de Reino Aventura me parecen borrosos) sólo recuerdo que tenía la ilusión de poder subirme a una montaña rusa.
Desgraciadamente por mi corta edad y por mi, aún más corta, estatura; sólo logré entrar al Circo de Bugs Bunny y subirme a una especie de "Kilahuea" para niños (creo que aún sigue ahí), una banca de parque con Silvestre sobre ella y en lo alto del juego, un pequeño Piolín con un mazo, esperando a aquel lindo gatito. Y me pareció una grosería, porque no hubo sensación alguna. A decir verdad, no recuerdo en dónde más me subí, pero desde entonces me quedó un deseo insaciable por los juegos mecánicos.

Cuando alcancé la edad para pasar el "You must be this tall", mis idas a Six Flags se convertían en horas y horas de hacer filas que parecían interminables sólo para unos pocos segundos de sentir que el volar es posible, que lo único que te pasa por la cabeza es qué tan fuerte vas a gritar, o qué tantas cosquillas sientes en la panza; todo se te borra de la mente. Ni siquiera piensas en el suelo.

Fui tantas veces que creí que la magia se había ido, ya no sentía cosquillas en la panza, y al bajar; no sentía que mis pies pesaran, lo único que esperaba era que la cámara se hiciera presente para hacerle un par de caras graciosas y verlas en la pantalla. Pero no, la última vez que fui; aunque fue poco; sentí de nuevo como todo el mundo daba vueltas a mi alrededor, en todos los juegos mecánicos; no sólo en las montañas rusas.

Desde que prometieron The Joker no he ido a Six Flags, ni siquiera me pude subir por última vez a la Medusa, extraño la caída del Superman y las vueltas del Batman The Ride, los jalones del Boomerang y la vista desde el Kilahuea, los cruces del Curandero y los aventones del Huracán, lo gracioso que era ver vomitar a la gente bajando del Voodoo cuando nunca fue para tanto, la repulsiva idea de que hay miados en el Splash pero lo único que te importa es que quieres sentir ese madrazo de agua fría mientras atraviesas el puente, la tremenda decepción después de estar casi tres horas formado en The Dark Knight Coaster para que sólo fuera un pequeño paseo (lo siento Six Flags, pero eso sí me pegó), ver como perdías toda la visibilidad en las Tazas y como sentías que te ibas a salir de las Piñas Locas, la foto a lado del Batimóvil, andar persiguiendo a las botargas de Warner Brothers y a la gente disfrazada de personajes de DC, para una linda foto del recuerdo de el día más feliz de tu año (de tu vida no, porque seguramente regresarás); sufrir por los precios de los souvenir y jurar que ahorrarás para tu siguiente visita porque te lo gastaste todo en la entrada y en el Flash Pass, pero sueñas con tus capas de Superman y de Batman, y esperas algún día poseer un anillo que sabes que te hará sentir como miembro honorario de La Liga de la Justicia.

Sí, tal vez sea lo más ñoño y lo más irracional que he escrito hasta ahora, pero así como me apasiona la lectura, la escritura y el crochet; me apasionan las montañas rusas; sabía que me gustaban mucho, pero no tenía idea de cuánto; hasta hoy que vi el vídeo de una próxima montaña rusa en Orlando.
Antes de que el vídeo terminara sentí la sonrisa en mi rostro; juraría que también sentí mis pupilas dilatadas, una sensación en mi estómago como si en verdad estuviera ahí... y surgió un deseo, poder decir que logré subirme a TODAS las montañas rusas del mundo. 

        


Gracias Itzel,

Charlie.

viernes, 9 de enero de 2015

Médicos. Veterinarios.

Me dirijo a ustedes como estudiante de Medicina Veterinaria y Zootecnia.

Qué saben los veterinarios que los médicos no. 

El título del vídeo no es para menospreciar a los médicos de humanos ni mucho menos para enaltecer a los médicos veterinarios. Tal vez suene algo cursi imaginar un campo laboral donde ambos profesionistas dejen a un lado sus diferencias y trabajen mano a mano haciendo lo que mejor saben hacer; ser Médicos, pero esta Cardióloga está haciendo eso exactamente.

Hace algunos meses me metí en algo que no me importa (qué raro), una plática entre un eMVZ y un estudiante de medicina humana (no sé si tengan un acrónimo para eso), el cual se estaba comportando de la manera más arrogante, engreída, narcisista y asquerosa que hasta esa fecha no había visto; dando toda clase de comentarios ofensivos hacia mi futura profesión; no pude hacer más que defenderla de la manera más elegante que encontré; y para aquellos que me conocen, no, no le menté la madre; simplemente le resumí lo que significa ser un Veterinario. Porque encima de todo, me dio la impresión de que era un estudiante de nuevo ingreso y ya se sentía con los suficientes pantalones como para agredir a los eMVZ y MVZ en general; OJO, nadie, ni médico ni veterinario ni civil nunca tendrá los pantalones para menospreciar ninguna profesión. Si mal no recuerdo, también habló mal de los dentistas y creo que hasta de los psicólogos. El tipo tenía aires de grandeza que no le correspondían; y tenía que bajarlo de su nube, y como era de esperarse, le cerré la boca.

No me parece justo que nuestro trabajo sea menospreciado; sé que no es el único; que si los abogados son unas ratas, que si TODOS los de FyL son unos marihuanos guerrilleros, que si los presidentes... OK, ese está justificado. Pero cada profesión merece ser reconocida por el tiempo que se le invierte y por los conocimientos que se adquieren como consecuencia de ello. El que un Comunicólogo no te entienda a ti, Perito, no significa que sea un idiota, si le pides que te explique algo de su trabajo, seguramente te sentirás como un completo imbécil, lo mismo si tú, Ingeniero, te enfrentas con el pesado día de tu primo Psicólogo...

En fin, regresando a Área 2, si nosotros nos acercamos a los médicos de humanos pidiendo apoyo para nuestros casos, ¿por qué ellos no hacen lo mismo? Digo, tenemos TODAS nuestras vacunas en regla.

eMVZ,
DZ.